Pocas cosas puedo agregar a la presentación que ya escribí
para el libro, titulada: Esto no es una isla. Una referencia obvia a la obra de
Magritte en la que se refuerza la afirmación negándola, y al tiempo que la
confirmo la dejo en la ambigüedad. Porque aunque el aislamiento, o no, sigue
siendo una directriz importante en el análisis de la cultura peninsular, a
veces parece que este análisis sólo lo hacemos girar en sí mismo y caer en
espiral.
Hay tantas cosas que hacen a Sudcalifornia la excepción de la
regla. Se le considera en tantas ocasiones, cuando se le considera, como otro
México, porque su historia moderna realmente alcanza apenas unos doscientos
años. Y los intentos constantes por definir o analizar su cultura van dando
tumbos como los de cierto laberinto.
Yo he sido un migrante entre el norte y el centro y más de
una vez me he topado con esa confusión de identidad por ignorancia, en ambas
direcciones, un menosprecio que ahora siento desvanecerse poco a poco. Sin
embargo, hay una frase que siempre se quedó dando vueltas en mi cabeza,
girando. Sabes que hay algo escondido en ella que te hará encontrarle sentido,
o como en este caso, encontrarle la ironía.
Dicha frase es: La cultura termina donde empieza la carne
asada. Y nosotros aquí, en este borderline
de la carne asada.
Vamos a obviar la confusión entre cultura y el desarrollo de
las artes, las ciencias o ciertas actividades intelectuales que forman parte de
ella, ya que cultura es todo el quehacer humano y, a manera de parábola
evangélica, donde se reúnan dos en su nombre, ahí estará.
Hoy ofrezco dos argumentos reflexivos contra esa afirmación.
Para empezar, de este lado del país, en este rincón del continente, existen
algunas de las más antiguas expresiones humanas que pudieran relacionarse con
las artes, incluso anteriores a la conocida como civilización madre de
Mesoamérica. Y aunque los miles de años de vacío entre ellos y nosotros ya no
nos conectan de ninguna manera con esos creadores, sí favorecen a la región en
términos de registros arqueológicos.
Ahora viene mi segundo argumento. Existe la certeza de que el
empleo del fuego fue un paso decisivo en la evolución de nuestros ancestros,
debido a las ventajas que le otorgaba el manipularlo, desde la protección hasta
la alimentación. Es ahí donde encaja una hipótesis que nos ayuda a refutar
aquella idea. Dicha hipótesis afirma que la cocción de los alimentos pudo ser
un factor determinante en el crecimiento del cerebro, ese tratamiento térmico
facilita la digestión de muchos de los nutrientes de los vegetales pero
principalmente de las proteínas de origen animal que favorecieron el
crecimiento del órgano pensante. Por lo tanto, nos lleva a deducir que: La
cultura empieza donde empieza la carne asada.
Dejando de lado los regionalismos que pueden separarnos la
experiencia nos dice que sí existe un fortalecimiento de lazos entre individuos
de una comunidad, se van creando tradiciones, costumbres, formas de ver la
vida. Y esta antología es precisamente un vistazo a las interpretaciones de la
vida sudcaliforniana.
La percepción cotidiana del arte está distorsionada, contaminada por otros aspectos que también la afectan pero que no la definen. Como resultado de la actividad humana el arte se desarrolla dentro de tres grandes campos, como dice Juan Acha: producción, distribución y consumo. Cada una afecta a las otras dos y las tres co-existen. Hay una liga débil e incierta que conecta al consumidor final de los productos culturales con su concepción, y una tensión en ambas direcciones. Hay toda una serie de factores laberínticos y actores complejos que intervienen en ese proceso. ¿Qué es el arte en cada época de la historia?
Los artistas definen de formas muy diferentes sus pasiones,
algunas de esas definiciones de creadores cercanos se me han quedado también
dando vueltas en la mente. Hay para quienes el artista es historiador y
visionario, que reinterpreta su pasado y proyecta hacia el futuro; hay para
quienes el artista es el responsable social de ejercer la libertad; otros
sienten que transcurren por una transformación mística y personal.
Un poco de todo eso encontramos en SUDCALIFORMA, un evangelio
apócrifo que nos muestra una pincelada por aquí, un cincelazo por allá, un
golpe de luz más acá. Son estos DOCE MÁS UNA: doce artistas plásticos que
cuentan historias personales y comunitarias, más una fotógrafa con un trabajo
joven de gran madurez, una hija pródiga de Sudcalifornia. El trabajo de
Elizabeth se ensalza a sí mismo al colocar en tremendos escaparates a los autores.
Al final, solamente estamos echando un vistazo a la estela
que deja cada meteoro. El innegable poderoso trabajo de Carlos Olachea, a la
altura de García Ponce aun con su corta vida. El trabajo maduro y enriquecido
por la multidisciplina de Aníbal Angulo. Las imágenes inquietantes y contenidas
de Efrén Olalde. El perturbador paisaje de la obra de Raúl Virgen que esconde
un mundo antiguo a la vez que futurista. Las raíces y el salvajismo colorista
de Francisco Merino. La dulzura voyerista escondida tras las vistas de Nora
White. El mundo cotidiano en la perspectiva de verdades de Peter Cole. La
pureza de las formas introspectivas en las piezas de Salvador Rocha. El oficio
y la destreza inigualable en las reflexiones atemporales de Marina Verdugo. El peso
filosófico en los volúmenes de piedra de Lila Magallón. Los cuestionamientos
cándidos e incómodos de Julieta Sánchez-Hidalgo. La fuerza de las ideas sobre
las líneas en la obra de Daniel Amora.
Hace pocas semanas cayó en mis manos, por extraños caminos
desde la ciudad de México, una segunda edición de la Historia de Baja
California de Pablo L. Martínez, de 1956. En la presentación del autor encontré
unas palabras duras que tocaron algunas campanas en mi mente:
Pobre fue la California
prehispánica, modestísima su vida colonial y triste hasta la amargura la mayor
parte de la época independiente; mas, en medio de este ambiente mediocre una
cosa resalta: su profundo, su innegable afán de ser mexicana. Esto basta, creo
yo, para ennoblecer su pasado y para iluminar su porvenir.
Presentación del libro
SUDCALIFORMA
Galería de Arte Carlos
Olachea
La Paz, Baja California
Sur, a 29 de mayo de 2014
Centro Cultural de
España en México
México, D.F., a 22 de
julio de 2014